INSTALANDO LA MONARQUÍA: JUAN DE BORBÓN Y JUAN CARLOS I
La quinta sesión del Seminario, Heroes y Villanos, fue impartida por los profesores Álvaro Soto Carmona de la Universidad Autónoma de Madrid y Charles Powell, profesor en la Universidad CEU San Pablo. La mesa redonda giró en torno a Juan de Borbón y su hijo, el rey Juan Carlos I.
Los conferenciantes expusieron como Juan de Borbón se exilió cuando se proclamó la Segunda República en 1931. Don Juan era el heredero de los derechos dinásticos de la casa borbón, ya que sus hermanos Alfonso y Jaime habían renunciado, y su padre, Alfonso XIII, había abdicado en enero de 1941. Por este motivo, Don Juan publicó un manifiesto en Lausana en 1945, y en Estoril dos años más tarde, en el que reclamaba la restauración de la monarquía borbónica en España. Éste se establecería en Estoril, Portugal, con la idea de qvolver a España como rey.
Sin embargo, Franco nunca vio la posibilidad de que Don Juan fuera su sucesor, por lo que se empezó a fijar en su hijo, Juan Carlos. Éste es un personaje que fue educado por personal político de la dictadura y Don Juan nunca tendría la capacidad de imponerle sus ideas. En esta situación, Don Juan queda fuera de juego y Franco ve con agrado como Juan Carlos puede ser su sucesor, ya que prácticamente lo considera su abuelo. Por lo tanto, el régimen franquista mantuvo apartado a Don Juan, sin reconocer sus derechos dinásticos al no ser nombrado él como sucesor de Franco en la Jefatura de Estado, sino su hijo.
Uno de los temas que destacaron los conferenciantes fue el nombramiento que se produjo con el juramento de las Leyes Fundamentales y del Estado, es entonces cuando se produce un intercambio de mensajes entre Franco y Juan Carlos. El dictador deja claro al sucesor de que todo nace del 18 de julio, todo parte de ahí y antes no existía nada, si hay una instauración se parte del 18 de julio. Juan Carlos de Borbón en su respuesta muestra su agradecimiento y reconoce que la Guerra Civil fue triste pero necesaria para encauzar la regeneración de la nación. Juan Carlos hace una justificación de lo que él considera bueno en el Franquismo: Paz, progreso... Se produce el primer discurso del rey.
En este discurso, los conferenciantes hicieron hincapié que Juan Carlos buscaba tres legitimaciones: “(…) Como Rey de España, título que me confiere la tradición histórica (mentira), las Leyes fundamentales del Reino (Verdad) y el mandato legítimo de los españoles (mentira)...". Sin embargo, a lo largo del proceso las conseguiría: dinástica cuando dimita don Juan, franquista y democrática con la Constitución de 1978.
Por lo tanto, Juan Carlos de Borbón, sucesor de Franco, se convirtió en el nuevo Jefe del Estado el 22 de noviembre de 1975. A pesar de las expectativas que había generado en su discurso de proclamación entre una parte de la población, durante los meses siguientes no se produjeron cambios significativos en el sistema político, y las pugnas en el seno de las instituciones franquistas se decantaron inicialmente a favor del continuismo matizado con algunas reformas. Así, Carlos Arias Navarro formó un nuevo gobierno, a principios de diciembre, cuya composición era heterogénea, aunque formalmente no rompía con el pasado, dado que sus miembros o bien procedían directamente del Movimiento, o bien habían ocupado distintos cargos políticos dentro del régimen tanto en el ámbito nacional como en el internacional. Sin embargo, el 1 de julio del mismo año, Arias Navarro después del fallido intento “pseudo-reformista”, que pretendía un franquismo sin Franco, fue destituido como presidente. El Rey Juan Carlos I nombró como nuevo presidente del Gobierno a Adolfo Suárez, que inició un proceso real de transición y cambio.
Por último, los conferenciantes hablaron del 23-F. Entre 1979 y 1981 fue una época de inestabilidad, con sucesivos cambios ministeriales, en el que continuó la crisis económica, el terrorismo y el malestar por el cambio político. El 23 de febrero de 1981, la investidura de Leopoldo Calvo Sotelo como presidente del Gobierno se vio interrumpida por la entrada del teniente coronel Tejero Molina y una compañía fuertemente armada en el hemiciclo. Al tiempo que se producía el secuestro del Congreso y el Gobierno, que fue emitido por la radio, diferentes militares actuaron mostrando su desacuerdo con el cambio político que se estaba desarrollando en el país. A la acción de Tejero siguió la declaración del estado de guerra por parte del capitán general de Valencia, Jaime Miláns del Bosch, que desplegó los tanques por la calle, según su plan, como “respuesta al vacío de poder creado por la ocupación del Congreso de Madrid".
Uno de los aspectos importantes para acabar con el intento de golpe de Estado fue la aparición de Juan Carlos en la televisión para deslegitimizar el golpe. Sin embargo, Tejero no se dio por vencido, lo que provocó la incertidumbre de un final sangriento. Por su parte, el general Armada pretendía entrar al Congreso con la autorización de la Casa Real y propuso a Tejero un gobierno de coalición con él mismo de presidente. Tejero se negó, ya que su fin era implantar una nueva dictadura. Poco después del medio día del 25 el golpe había fracasado definitivamente. Durante el día anterior, Milans y otros jefes militares fueron detenidos. Aún así, no está claro todo el asunto del 23-F, ya que se piensa que el rey estaba, de alguna forma, inmiscuido en el asunto.
El rechazo de la sociedad al golpe de Estado se pudo comprobar en los días siguientes. El 27 de febrero se produjeron multitudinarias manifestaciones en defensa de la democracia, que recorrieron las calles de las principales urbes españolas